La evolución natural de una empresa es que nace de la mente de un técnico con la determinación de una persona emprendedora, con visión y empuje que crea la microempresa, casi como un autoempleo, que crece gracias a la creatividad y determinación de sus fundadores. Se fortalece y consolida en la segunda generación (siendo los momentos de implantar procesos y controles) y, de nuevo, tiene que crecer por delegación o alianzas que atomizan su poder.
Si logra sobrevivir a esos cambios y crisis tan grandes, le llega el momento de planificar su propia supervivencia y descubre que solo una de cada mil empresas llega a la tercera generación o supera lo que se viene a llamar guerra de primos y nietos, donde la propiedad accionarial se ha atomizado de tal manera que es imposible de gestionar.
Cualquier entrenador de alta competición tiene claro que el factor emocional y la actitud positiva pesa más del 50% en la preparación de un equipo. Es fácil tener buena actitud cuando las cosas van bien y nuestro equipo (o empresa) triunfa (o gana) pero, ¿qué sucede cuando las cosas se tuercen, los árbitros pitan en contra, los jugadores se lesionan y los Coach nos echan la culpa de todo? Pensemos, por un momento, en las 700.000 empresas que han quebrado en España en el último lustro y las cerca de un millón que están al borde del concurso de acreedores por falta de capital circulante y desplome generalizado del consumo. En este entorno, ¿cómo podemos conseguir una actitud positiva?
Te propongo 10 pasos:
- Empieza por uno mismo: es tu decisión y tú eliges. Para que tu empresa alcance su potencial debes creer en ello y tener visión. Defiende tu sueño.
- Lo difícil no es andar sino levantarse después de caer. Debes aprender de tus errores.
- No empieces el camino sin un plan, con una visión y misión claras y con unas creencias y valores con las que sustentar ese sueño.
- Traza un plan estratégico con metas sencillas pero alcanzables.
- Analiza bien los recursos necesarios, sean materiales o intangibles, y diferencia los propios de los ajenos.
- Desarrolla el hábito de pensar, cultiva la creatividad y cosecha los éxitos celebrándolos y compartiéndolos con todos los equipos: familia, socios y empleados.
- Rodéate de los mejores y crea tus propias estructuras de apoyo tanto en la familia, en la empresa y en las salas de juntas con tus socios.
- Delega: no tomes decisiones por los demás ni dejes que nadie las tome por ti.
- Aprende a escuchar: una queja es un regalo si sabes aprender a solucionarlo.
- Aprende a jugar con la crisis como una balanza de peligros y oportunidades.
Entonces, ¿cómo podemos empezar?
Analiza, piensa y reescribe tu hoja de ruta en los tres ámbitos empresa-familia patrimonio poniendo una visión y objetivos a 50 años con metas alcanzables cada lustro. Revisa tu testamento y tu legado para que sea coherente con tu familia y con tu empresa. Piensa y planifica tu relevo y, luego, trabaja sobre ese plan.