Se impone la necesidad de la llamada “sostenibilidad del negocio de la organización” centrándonos en todas las actuaciones que deben adoptarse para alargar con éxito la vida de la empresa. Los líderes de la entidad deben atisbar y analizar todos los factores externos a la entidad (sociales, económicos, ambientales, etc.) y deben incluirlos en el correspondiente análisis estratégico de la empresa. Por otro lado la consideración de las opiniones de las partes interesadas: proveedores, accionistas y trabajadores son factores vitales, siendo de especial mención actuaciones empresariales para garantizar la atracción y retención de los empleados.
La consideración de la organización en el largo plazo frente a actuaciones a corto y medio plazo es un requisito indispensable para garantizar el futuro de la organización pudiendo considerarse ciertas “actuaciones” que apoyan esta visión empresarial:
Mantener una Visión dual
Referido a mantener un equilibrio entre las actuaciones y objetivos a corto y medio plazo y la dirección estratégica definida a largo plazo. Este tipo “visión” permite a la organización centrarse por una parte en las necesidades actuales de sus clientes con una calidad en su trato y servicio y asegurar por otro lado su competitividad en el futuro teniendo en cuenta los diversos desafíos y oportunidades (DAFO) que se vayan generando.
En este punto el diseño de organizaciones duales defendido por Kotter se postula como un escenario a tener en cuenta al desarrollar y permitir dos “sistemas” de trabajo dentro de la organización. El organigrama convencional y la estructura (lo más horizontal posibles) trabajan en la mejora de la eficiencia de los diversos procesos de la entidad y por otro lado se permite una “redarquía” que permite relaciones de trabajo entre trabajadores de diferente departamentos fuera de la estructura jerárquica del organigrama propiciando actuaciones e iniciativas mucho más dinámicas e innovadoras.
Efectuar una Triple planificación
Este punto tiene en cuenta la planificación y determinación de los objetivos de la organización considerando tres escenarios: el corto, el medio y el largo plazo.
El primero se centra en objetivos o actuaciones a un año vista y orientados en la mejora de nuestros procesos de trabajo (EFQM) y en asegurar y mejorar la excelencia en nuestro trato al cliente. La relaciones entre departamentos y los “puntos límite” entre ellos son aspectos a tener en cuenta para un correcto desarrollo y optimización de los procesos.
En el medio plazo se situarían las metas a alcanzar con un límite entre tres y cinco años y que abarca proyectos laterales a nuestro negocio madre o mejoras profundas de la entidad aprovechando nuevos desarrollos o tecnologías. Un buen ejemplo de este particular es cuando las empresas informatizan sus procesos con el fin de agilizarlos y optimizar sus recursos.
El largo plazo, que generalmente considera la imagen de la organización dentro de 10 años, obliga a sus líderes a estar al tanto de tendencias y novedades así como invertir en conceptos que puedan desarrollarse en un futuro y aspectos relacionados con la innovación disruptiva (Porque y Por que no?)
Nota*. Muchos de estos conceptos “futuros” pueden considerarse “ciencia ficción” sin embargo su estudio y análisis progresivo sitúa a la organización en una posición inmejorable de “salida”.
Trabajar en la Reputación de la Empresa
Se basa en varios factores como el atractivo emocional, la calidad de los productos y servicios de la entidad, el atractivo del entorno laboral, el rendimiento económico, su visión y liderazgo así como aspectos relacionados con la responsabilidad social.
Aunque se consideran todos como importantes, muchas entidades destacan como más relevante la percepción de los clientes y grupos de interés de los productos y servicios de la organización. En orden de relevancia muchas entidades consideran como segundo factor la visión y el liderazgo siendo un punto muy valorado por las partes interesadas ya que una visión clara y enfocada suele ser muestra de seriedad y de buena gestión.
El siguiente factor considerado suele ser el entorno laboral pues el trato correcto y el desarrollo de oportunidades para los trabajadores y la consideración de sus puntos de vista suele ser muestra de la preocupación por parte de la Dirección. Este punto redunda en la “fama” de la entidad convirtiéndola en un objetivo deseado de posibles candidatos.
En el cuarto punto se sitúa el rendimiento económico de la entidad en muchas ocasiones comparado con nuestra competencia directo y en no pocas ocasiones valorado como su evolución y expectativa en el medio y largo plazo.
Tras estos puntos los aspectos como el atractivo emocional el cual “acerca” y fideliza a clientes de la organización (así como otros grupos de interés, siempre se intenta colaborar con una entidad que nos atrae), actuaciones en responsabilidad social (cada vez más valoradas por los clientes) y la apuesta por actuaciones de innovación que defiende la generación de nuevas ideas a medio y largo plazo.
Mantener el Entusiasmo del Cliente
Es innegable que trabajar con clientes que ya nos conocen es más sencillo que la búsqueda de clientes nuevos. La lealtad de los clientes es una misión primordial de cualquier entidad y su fidelización, ganada por nuestra credibilidad debe traducirse en el “Santo Grial” de cualquier entidad. La confianza de nuestros clientes conlleva a conseguir relaciones continuas con ellos así como unos grandes (y comerciales*) defensores / de nuestra “marca”.
*Nota. Actualmente se ha puesto de moda más allá de tener clientes el tener “seguidores” o “apóstoles” de nuestro producto o servicio. El buen servicio y/o las buenas prestaciones de nuestros artículos (incluyendo toda la atención en el proceso de compra o servicio, sin descuidar la atención post-venta) siempre ha sido un aspecto muy relevante para ganar la confianza de los clientes.
La consideración de éstos cuatro pilares por parte de la Dirección de cualquier entidad constituye un punto muy importante para garantizar “el mantenimiento” de la empresa en el medio y largo plazo. Que la organización se constituya un referente de cliente y de sus propios trabajadores (en no pocas entidades esto se considera como mucho más relevante que el llamado posicionamiento en la mente del cliente) y que sus líderes sean capaces de trabajar en varios “escenarios” temporales con vistas a programar actuaciones y objetivos estratégicos correctos son actitudes y “virtudes” que en los momentos actuales donde el cambio (Gestión del cambio)se está convirtiendo en una constante pueden garantizar la supervivencia y el trabajo futuro de las organizaciones.
“El management es hacer las cosas correctamente. El liderazgo es hacer las cosas correctas.”
Peter F. Drucker, consultor y experto en gestión empresarial austriaco.