No hay nada que perjudique más nuestra productividad que los malos hábitos. Además, al repetirlos diariamente es difícil caer en la cuenta del daño que nos están causando, por lo que su efecto es aún mayor.
Si somos capaces de deshacernos de las malas costumbres, podremos alcanzar más fácilmente los objetivos que nos propongamos. Por eso, en este artículo te hablamos de diez hábitos que debes evitar a toda costa:
1) No quieras hacer demasiadas cosas a la vez, evita la multitarea.
Hay un dicho que dice: “si persigues dos conejos a la vez, no cogerás a ninguno de los dos”. Lo mismo pasa cuando intentamos trabajar en más de una tarea a la vez.
Según un estudio realizado por la Universidad de Stanford, las personas somos mucho menos eficientes cuando hacemos varias cosas simultáneamente, en comparación a cuándo tratamos de centrarnos en una única tarea.
Nuestro cerebro es capaz de saltar de un pensamiento a otro muy deprisa. Sin embargo, no puede focalizarse en más de una cosa al mismo tiempo. Por tanto, si quieres ser más productivo, evita la multitarea. Su práctica no solo no va a aumentar tu productividad, sino que la disminuirá.
2) Aplazar tus tareas constantemente.
No importa cuántas herramientas utilices para optimizar tu tiempo y ser más productivo; siempre que sigas atrasando tus tareas, no conseguirás obtener los resultados que quieres.
Tenemos una capacidad limitada de energía mental, y a medida que la gastamos, nuestra productividad disminuye. Así pues, cuando posponemos una tarea que nos da pereza para el final del día, la estamos guardando para cuando nuestra mente se encuentra más cansada. Por consiguiente, la tarea nos acaba resultando más difícil.
Para vencer el cansancio y optimizar al máximo tu energía, trata de completar las actividades más complejas por la mañana. Es cuando tu mente está más fresca.
3) Tener malos hábitos alimenticios.
Tu nivel de energía física y mental está directamente relacionado con la comida que ingieres. La dieta es extremadamente importante, no sólo para tu productividad, sino para tu salud en general.
Cuando comemos en exceso o ingerimos comida basura, nos sentimos más fatigados. La razón de esto es que nuestro organismo tarda mucho más tiempo en digerir la comida y gasta más energía. En consecuencia, nos sentimos con menos empeño para realizar nuestras actividades.
Lo habrás escuchado mil veces: “es muy importante llevar una alimentación equilibrada y saludable, e intentar evitar las grasas, los dulces y la sal en exceso”. No te hemos descubierto nada nuevo, ¿verdad?
De vez en cuando apetece muchísimo un cruasán, por ejemplo. Puedes darte ese capricho de tanto en tanto, tampoco te decimos que no lo hagas. Pero trata de no abusar de ello y que se convierta en algo cotidiano.
Piensa que si cuidas tu alimentación, estarás cargado de energía para aprovechar al máximo las horas del día.
4) Ser excesivamente perfeccionista.
Según Tal Ben-Shahar, profesor de Psicología Positiva en la Universidad de Harvard y autor del libro “La Búsqueda de la Felicidad”, el deseo de mejorar forma parte de la naturaleza humana, y es responsable del progreso personal y social. Sin embargo, llevado al extremo suele ser el principal motivo de infelicidad.
El problema del perfeccionismo es que la búsqueda insaciable de “lo perfecto” puede llevarnos fácilmente a la improductividad. Las personas perfeccionistas suelen dedicar más horas de las necesarias en una tarea, y suelen perder la visión sobre qué añade más valor a su tiempo, al estar demasiado centradas en los detalles.
Olvídate de crear algo perfecto; nada lo es. En su lugar, trata de detectar el momento en el que es mejor avanzar a la siguiente actividad. Para este objetivo, es muy útil tener presente la regla del 80/20, sobre la cual hablamos en otro post.
5) Trabajar en exceso.
En el año 1926, Henry Ford, fundador de Ford Motor Company, llevó a cabo un experimento con los empleados de la compañía. Redujo las horas de su jornada laboral de 10 a 8 horas, y acortó la semana de trabajo de 6 a 5 días.
Para su sorpresa, el resultado fue un aumento generalizado de la productividad de los empleados. Este resultado fue fruto de la importancia de respetar los tiempos de descanso que necesita nuestro cuerpo.
Si eres una de las muchas personas que no descansa suficiente, intenta dormir entre 7 u 8 horas al día durante una semana. Verás como notas un gran cambio en tu nivel de ánimo, y que estarás más activo que cuando trabajas más horas.
6) Distraerse con facilidad.
Las distracciones son una de las principales causantes de improductividad. Debemos deshacernos de ellas si no queremos acabar dedicando más tiempo de la cuenta a cosas banales, que no nos aportan nada.
Veámoslo de este modo: tardamos aproximadamente 15 minutos en concentrarnos de pleno en una tarea. Una vez conseguimos estar plenamente centrados, alcanzamos un nivel de productividad muy alto.
Sin embargo, cuando dejamos momentáneamente la tarea para entrar en Internet y comprobar las noticias, revisar las redes sociales, etc. inmediatamente abandonamos nuestro estado de concentración. Esto significa que volveremos a necesitar 15 minutos para estar focalizados en lo que hacíamos antes.
Para resistir más fácilmente tentaciones de este tipo, hay aplicaciones de productividad que nos pueden ayudar a aprovechar mejor el tiempo.
7) No intentes hacerlo todo tú solo.
Las empresas necesitan equipos que trabajen conjuntamente con éxito, no personas que a nivel individual sean brillantes, pero incapaces de perseguir un objetivo común con el resto de compañeros.
Es importante que nos demos cuenta de que no podemos hacerlo todo por nosotros mismos, y que necesitamos de la ayuda de los demás para lograr mejores resultados.
La confianza es esencial a la hora de trabajar en equipo. Incluso cuando una persona aún no está preparada para desempeñar la tarea que queremos delegar, podemos capacitarla y mentorizarla para que sea capaz de hacerlo. Si lo consigues, tendrás más tiempo para centrarte en otras cosas de valor y un equipo mucho más preparado ante los retos.
8) Decir que “sí” a todo.
Según la regla del 80/20 que mencionamos antes, el 20% de nuestros esfuerzos produce el 80% de nuestros resultados, y viceversa; el 20% de los resultados consume el 80% de nuestros esfuerzos.
Así pues, debemos identificar y centrarnos en las tareas que producen el 80% de los resultados, y olvidar el resto mayoritariamente improductivo. El tiempo es limitado, así que es mejor priorizar las actividades que nos añadan valor.
9) Planear en exceso.
Por desgracia, las cosas no suelen salir como uno había planeado. Por este motivo, planear meticulosamente lo que vamos a hacer durante cada hora del día no es algo que nos ayude a ser más eficientes.
Los imprevistos ocurren con frecuencia; así que debemos tener margen de maniobra para afrontarlos sin que nos impidan hacer las cosas importantes que teníamos previstas.
Por eso, es recomendable intentar planificar tan sólo unas 4 o 5 horas al día. De esta manera somos capaces de alcanzar nuestros objetivos diarios más importantes, y seremos flexibles el resto del día para responder a cualquier imprevisto que pueda surgir.
10) No planear en absoluto.
Para lograr objetivos a largo plazo, has de tener claras tus prioridades. Por consiguiente, una planificación mínima en tu día a día es necesaria. Sin ella, carecerás de rumbo y, por tanto, te será más difícil alcanzar objetivos.
Determina cuál es tu meta, y cuáles son los pasos que debes seguir para llegar hasta ella. Durante el proceso ve revisando lo que has hecho y lo que te queda por hacer. De este modo, podrás ver si vas por el camino correcto o si, por el contrario, necesitas cambiar de dirección.
Después de leer este artículo ya sabes cuáles son tus retos personales para alcanzar una mayor productividad. ¿Te gustaría poder aumentar, también, la eficacia de tus trabajadores?