la vieja Europa está ausente en la industria 4.0, lo que significa que será irrelevante a medio plazo. La nueva Roma, otra vez en peligro de desaparición en la influencia mundial como imperio hace el horizonte que se dibujara en el 2030
Estamos cometiendo los mismo errores que el imperio romano, justo antes de su desaparición.
Europa es digna heredera de aquel Imperio Romano en decadencia. Fuimos dueños (ilegítimos) del mundo. Nos sangramos una y otra vez en guerras fratricidas. Tras la última de ellas decidimos que ya estaba bien de matarnos y experimentamos las mieles del bienestar y el placer de la democracia. Nos acostumbramos a la buena vida (y quién no). Y, como el Imperio Romano, hemos hundido la natalidad y vivimos de las rentas.
Y, mientras tanto, es el que llamábamos tercer mundo – que vienen a ser los bárbaros actuales– el que procrea, el que invierte, el que innova, el que crece… Es China, con todas sus alargadas sombras en derechos humanos, quien lidera la carrera por lainteligencia artificial. O quien en 2017 instaló más de la mitad de la capacidad mundial de energía solar.
La vieja Europa está ausente en la industria 4.0, lo que significa que será irrelevante a medio plazo. Nuestra sola respuesta, la misma de los romanos hace seis siglos: cerrar fronteras, sacar las banderitas (cuantas más, mejor), defender el fuerte. Y confiar en un improbable milagro que evite la caída de Constantinopla.