Basado en el artículo de CIL Consulting
¿Energía o Tiempo?, he aquí la gran cuestión. ¿El huevo la gallina?, ¿Qué fue primero?, ¿qué es más fundamental?, trataremos de daros unas claves en este artículo.
Trabajar, No solamente se trata de tomar decisiones acertadas, también significa cómo gestionamos nuestro tiempo y Nuestras energías en forma individual o grupal y en qué momento lo hacemos .¿Cómo hacemos para que esto suceda más a menudo? a veces el problema no es la falta de tiempo sino la falta de energía. cuando nos sentimos bien podemos avanzar rápidamente en diferentes proyectos, pero cuando estamos cansados o no estamos inspirados pasan las horas y no logramos dar lo mejor de nosotros mismos, de nuestra mejor versión.
En el mundo empresarial, se habla mucho sobre la importancia de gestionar el tiempo y damos mucha formación al respecto, pero, ¿Estamos acertados? o nos hemos quedado anticuados ?. Para transformar organizaciones, creo que debemos cambiar el foco a la energía y no tanto al tiempo. Todas las organizaciones se componen de personas . Hoy día nos encontramos con muchos problemas derivados por una mala forma de entender la productividad: sin ir más lejos, el síndrome de burnout o del trabajador quemado, así como también los workaholics, personas que sólo piensan en trabajo, hasta el punto de que afecta a su vida personal. Esta fatiga, a su vez, reduce la implicación, afecta a la cultura de la organización y contribuye a un aumento de la tasa de rotación de los trabajadores. En este contexto, ¿cómo pueden las organizaciones mejorar, si su principal recurso no se encuentra también en un flow state?
La tendencia común a extender las horas de trabajo en respuesta a los aumentos de carga no es una estrategia ganadora para los colaboradores o La tendencia común a extender las horas de trabajo en respuesta a los aumentos de carga no es una estrategia ganadora ni eficiente.
Lo mismo no sucede con la energía. La energía, por definición, es la «capacidad que tiene un cuerpo, una sustancia o un sistema físico para realizar un trabajo», y tiene cuatro fuentes principales: el cuerpo, la mente, las emociones y el espíritu. Hay varios estímulos externos que pueden contribuir a un desequilibrio energético, muchos de los cuales son impredecibles. Sin embargo, cada una de estas energías puede expandirse y renovarse si se siguen rutinas y comportamientos de recuperación.
Una de las primeras veces que se oye hablar de este principio («Gestionar primero la energía, y después tu tiempo) lo encontramos en el libro The Power Full of Engagement, del ex periodista de The New York Times Tony Schwartz.
¿Cómo gestionar la energía personal?
Una correcta gestión de la energía personal permite liberar tiempo para otras tareas que no sean el trabajo, aumentar el rendimiento y alcanzar así el flow state: un estado de total involucración, enfoque y energía en una determinada actividad.
Esta gestión supone un equilibrio entre el desgaste y la recuperación de la energía. El equilibrio es posible cuando se adquiere la capacidad de transitar entre los estados de enfoque y de involucración total – sprint – y los estados absolutos de abstracción y de descanso. Los momentos de stress y concentración favorecen el desarrollo de nuevas capacidades a través del desafío y dificultad. Los momentos de descanso, en cambio, permiten asimilar y retener el aprendizaje que se produce en los momentos de enfoque.
De hecho, durante el día de trabajo, deben tomarse varios momentos de descanso que, aunque breves, deben ser de verdadera abstracción del trabajo en desarrollo. Sólo de esta manera el cuerpo y la mente podrán recuperarse para entregar con eficiencia y calidad en los momentos de concentración.
100% implicado, física y espiritualmente
No hay un cuerpo sano, sin una mente sana. Así pues, el ciclo de mejora individual sólo se logra mediante la combinación de varios componentes, entre ellos el ejercicio físico, la dieta equilibrada, nutrición, el tiempo de descanso necesario y horas de sueño. Asegurando estos comportamientos positivos para el componente físico, es posible absorber una mayor cantidad de energía, esencial para alimentar los momentos de sprint.
No se puede olvidar la dimensión espiritual, y para obtener energía de esta fuente es necesario tener conceptos claros y concretos de los objetivos de vida, de misión, de gestión de los factores externos e internos, el enfoque, la concentración y creatividad. El componente espiritual de la energía es el que contribuye a la motivación y la involucración de cada uno con las actividades a realizar.
Es necesario tener no sólo la cantidad, sino también la calidad adecuada de energía. Adoptar comportamientos que generen emociones positivas, como expresar gratitud o iniciar interacciones con un comentario positivo, le permitirá generar energía emocional, aumentando la calidad de energía disponible. Esto permitirá completar las tareas en menos tiempo y sin esfuerzo excesivo.
Una vez hecho el diagnóstico y conocido el estado actual, para iniciar el cambio, es necesario romper los paradigmas actuales y aceptar las nuevas directrices:
• Gestión de la energía, no del tiempo
• El Compromiso es la clave para una gestión completa de la energía personal
• El tiempo de descanso es fundamental y no una pérdida de tiempo, sino una inversión (como la formación)
• EL alineamiento de Los valores y objetivos son los impulsores de la mejora del desempeño empresarial.
Una vez definido el punto de partida, y con los nuevos paradigmas en mente, el siguiente paso es planificar la misión, las dimensiones energéticas, las creencias (nuevas y viejas) y el plan de acción personal. Este mapa, en formato de esquema y visual, debería contestar preguntas como «¿Cómo invertir la energía a lo largo de los días?» o «¿Cómo y cuando aporto más valor?
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE GESTIONAR NUESTRA ENERGÍA?
Una de las cualidades que debe tener un buen líder empresarial o directivo es saber gestionar su propia energía.
Con mucha frecuencia, va a tener que hacer frente a todo tipo de actividades y ejercer funciones directivas que pueden suponer mucha presión: Establecer y conseguir objetivos, Dirigir y motivar equipos de trabajo, Coordinar departamentos, Gestionar las finanzas, o Idear nuevos proyectos y campañas.
La gestión de la energía personal aporta beneficios físicos y psicológicos a los individuos y también a quienes se encuentran a su alrededor. Las organizaciones también se benefician de disponer de colaboradores motivados y enfocados, ya que podrán crear más valor y contribuir a una cultura corporativa sana y eficiente. Así, la gestión de la energía individual se convierte no sólo en una prioridad personal sino también de la empresa. La inversión en los activos importantes que son las personas dictará los resultados que las organizaciones podrán alcanzar.
CONCLUSIONES
El control de la gestión de la energía es la clave en los entornos VUCA (Volátil-Incierto-Complejo-Ambiguo), como los que estamos viviendo, y los neuro-líderes son los agentes del cambio para transformar las organizaciones en este sentido y ahorrar energía de sus equipos, para focalizar todos los esfuerzos en la dirección adecuada y de manera eficiente, manteniendo el foco en los momentos de la máxima energía, así como consiguiendo altas cuotas del rendimiento y desempeño de sus equipos.
Gestiona primero tu energía, y a continuación, tu tiempo.