Ya hay fecha. Será en 2025. Según el trabajo presentado por el World Economic Forum, The future of jobs 2018, basado en una encuesta a directores de recursos humanos y a los principales ejecutivos de empresas de doce sectores en veinte economías desarrolladas y emergentes representantes del 70% del PIB mundial, ese año habrá más máquinas inteligentes trabajando que personas. A falta de apenas 7 años para eso, el 29% de la actividad económica la soportan robots y automatismos. Mucho más de lo que, escuchando nuestros gobernantes, algunos consideran. La cifra que aporta el WEF deja claro que el proceso de sustitución se está acelerando sustancialmente. En apenas un rato, en el 2022, ya estaremos en un nada despreciable 42%.
La automatización eliminará 75 millones de empleos para 2025, pero creará 133 millones de nuevas funciones, según WEF.
Las estimaciones con respecto a la cantidad de trabajos que se destruirán con la llegada de las máquinas (robots, inteligencia artificial o cómo le quieran llamar) son variadas, pero la gran mayoría apuntan a una pérdida importante que afectará principalmente a aquellos puestos que requieren trabajo físico.
El Foro Económico Mundial (WEF) acaba de publicar su informe ‘Future of Jobs 2018’, donde se lanzan con cifras que podrían sonar igual de alarmantes, pero que en esta ocasión nos plantean un escenario un poco más alentador. Y es que sí, el estudio pronostica que se perderán empleos, pero afirman que se crearán nuevas funciones que requerían un mayor grado de especialización.
Las máquinas harán más trabajos que los humanos
Hace casi un año, un estudio de McKinsey Global Institute (MGI), con la participación de expertos del departamento de Economía de Oxford y el Banco Mundial, pronosticó que entre 400 y 800 millones de personas serán desplazadas de sus puestos de trabajo en 2030 debido a la automatización.
Hoy el WEF plantea nuevos escenarios ante está potencial perdida de empleos. Según el informe, a día de hoy el 29% de las tareas laborales son realizadas por una máquina. Debido a los avances tecnológicos, en 2025 está cifra significaría la pérdida de 75 millones de empleos. Pero sugiere que esta misma tecnología dará vida a más de 133 millones de nuevos roles de trabajo, con lo que se generarán 58 millones de nuevos empleos.
Es decir, seguimos bajo el panorama de pérdida de empleos tras el avance de la automatización, pero se disminuye la cifra que pronostica hasta 800 millones de personas desplazadas de sus puestos de trabajo. Por otro lado, el informe apunta a que no sólo los trabajos bajo esfuerzo físico serán afectados, sino también aquellas labores rutinarias de oficina, como los encargados de capturar datos, contabilidad o el manejo de nóminas.
Y la cosa puede verse desde dos vértices. Esta carrera comportará nuevos problemas pero también oportunidades. Dice el WEF que con los robots se destruirán 75 millones de empleos en el mundo en 5 años, pero que surgirán nuevas funciones que permitirán crear 133 millones. Una creación neta de 58 millones. El problema es el de siempre: ¿dónde se van a crear? ¿Que países se están preparando y cuales no? ¿Nuestra clase política se ha puesto en marcha? ¿Lo saben las empresas? ¿Somos conscientes del monumental desastre o maravillosa oportunidad que se avecina?
Esto va de tener conocimiento, analizar la situación, plantear una hoja de ruta y ponerla en marcha. Hay, como hemos visto, opciones de que este cambio bíblico no se nos lleve por delante, pero también existen amenazas de que sí lo haga. Depende, como siempre de dos agentes: un liderazgo político que se deje de menudencias y una revolución íntima de todos nosotros para entender el punto exacto en el que nos encontramos. No todo es asunto del gobierno, se trata de si nosotros hemos entendido la suerte de vivir este momento histórico.
No es momento de subir impuestos, eso es un error monumental ahora mismo. Se trata de estimular la inversión para afrontar los cambios que vienen. A cada décima impositiva de más, son millones de empleos que peligran por la falta de inversión en la transformación de las empresas. A cada intento por penalizar a una empresa tecnológica por el mero hecho de serlo miles de empleo se van por la alcantarilla del futuro inmediato. Es urgente saltarse esta pantalla y ponerse a jugar en la siguiente, una que por cierto ya va con Realidad Aumentada.
Se cree que en un periodo de cinco años se empezarán a demandar más analistas de datos, encargados de diseño, pensamiento crítico, inteligencia social, así como programadores y desarrolladores de software. Incluso se pronostica un cambio general en los planes de estudios para 2020, donde se romperían los viejos paradigmas y la clave de todo esto sería el entrenamiento.
Se calcula que el 54% de todos los empleados necesitarán formación en nuevas habilidades durante los próximos cinco años, se trataría de capacitación centrada en internet móvil de alta velocidad, inteligencia artificial, análisis de big data y cómputo en la nube, con lo que se impulsaría la demanda de un nuevo tipo de fuerza de trabajo que conviviría con la llegada de las máquinas. De hecho, el informe menciona que los humanos deberán adaptarse a este escenario al exigir mayor preparación, algo que sería un trabajo conjunto entre empresas, gobierno y la misma fuerza de trabajo.
En resumen, el estudio predice que en los próximos siete años nos enfrentaremos a un cambio radical en cuanto a responsabilidades, una importante transformación dentro de los mercados laborales mundiales, lo cual se deberá manejar con prudencia, ya que esto nos conduciría a una nueva era de buenos trabajos y una mejor calidad de vida para todos. En caso de que esto se maneje mal, se correría el riesgo de ampliar las brechas de habilidades, una mayor desigualdad y una polarización más amplia.
La destrucción de empleo previsible en los próximos años, especialmente a partir de 2022, no habrá manera de detenerla sino se hace algo desde ya. Aun estamos a tiempo. A tiempo de poner en marcha un plan para crear las vacantes necesarias, modificar las existentes y estructurar una sociedad que soporte un empleo muy distinto al actual sin situaciones dramáticas. Un plan para ejecutarlo. Menos análisis pues sólo crea parálisis.
Será imprescindible formar a las personas. Los robots no van a quitarte el empleo, en todo caso, tu trabajo peligra en manos de alguien que se lleve mejor que tu con un robot. Son necesarias políticas activas que estimulen la inversión en ese sentido y en la integración de tecnología estudiando el impacto en el personal y en los requerimientos obligatorios. Se deben abrir debates urgentemente acerca de jornadas laborales distintas, de renta básica, etc. Discusiones que quienes deben plantearlas desconocen en su verdadera envergadura o consideran que suponen desgastes electorales que no quieren asumir. También es necesario saber que piensas hacer tú. Empresario que debe invertir en transformar su empresa o trabajador que tiene que tiene que sentirse en ‘beta’ constante y donde no hay empleo seguro. En unos minutos sale el tren del futuro inmediato. En España me temo no hemos comprado ni el ticket. Para los amigos que me leen desde otros países, la pregunta también es válida.
El futuro de la industria 4.0pasa por la realidad aumentada y el ‘blockchain’. El Blockchain combinado con la realidad virtual o aumentada puede transformar radicalmente la forma en que las personas son formadas
Combinar la realidad aumentada o virtual con el blockchain llevará los servicios existentes a un nuevo nivel, las personas no solo podrán ver conciertos, partidos y jugar videojuegos en un entorno totalmente inmersivo, sino que también podrán recibir anuncios específicos mientras miran y pagan por ellos usando monedas digitales ya sean criptográficas o no. Digamos que de un plumazo te quitas de encima los players tradicionales, los creadores de contenido tradicionales, la publicidad tradicional, los bancos de siempre, etc.
Internet hace más de dos décadas transformó la vida cotidiana de las personas e interrumpió los modelos comerciales existentes de una manera que nunca podría haber sido prevista por los expertos de la industria en ese momento. Las tecnologías virtuales que afectan a la realidad tal y como la entendemos y la gestión criptográfica de los datos en forma de ‘moneda’ tienen el mismo potencial disruptivo sumados. El modo en el que las empresas entiendan esta contabilidad distribuida, esta mezcla tecnológica que les afectará, determinará el futuro de éstas.