Eficacia individual : Parte IV: Escape de las trampas de la complejidad y trabaje en lo que realmente importa

Escape de las trampas de la complejidad y trabaje en lo que realmente importa. 

La complejidad está acabando con la capacidad de innovación y adaptación en las organizaciones. Sin importar si son empresas privadas o públicas, si tienen fines de lucro o no, los procesos, redundancias, comunicaciones confusas y burocracia hacen que se olvide el foco de lo que es realmente importante para lograr las metas. El trabajo improductivo y la pérdida de tiempo generan sentimientos de frustración y cansancio en los equipos de trabajo, cuando es esencial que se mantengan motivados y centrados en tareas que verdaderamente agreguen valor. 

Existen herramientas de fácil aplicación para simplificar al máximo procedimientos, eliminar tareas improductivas y adoptar una metodología de trabajo en la que lo simple sea la regla para todo: tanto el trabajo interno de las organizaciones como su proyección hacia afuera con sus grupos de interés. 

La simplicidad es, el primer paso hacia la innovación y la creatividad, con la gran ventaja de que todos los seres humanos podemos hacerla un hábito y la mejor forma para trabajar.

Lisa Bodell, fundadora y CEO de Futurethink, una compañía dedicada a asesorar organizaciones en la adaptación al cambio y a incrementar su capacidad de innovación, aconseja que en el trabajo debemos darle valor a lo simple y olvidarnos de la complejidad, que, a veces, buscamos sin querer; La simplificación elimina la complejidad que nos frena y nos roba el tiempo de hacer algo innovador y valioso

Bodell, escritora del libro «Simple. Escape de las trampas de la complejidad y trabaje en lo que realmente importa», ha transformado equipos de trabajo de empresas como Google, en las que su filosofía ha tenido gran influencia.

Dentro de su manera de pensar, la “adicción a lo complejo” viene del hecho de que valoramos más a las personas y a las organizaciones que “hagan más” y no a las que “hacen menos”. 

No obstante, el problema es que más no es igual que mejor; de hecho, puede crear confusiones, puede ser innecesario, genera estrés, puede hacerle perder el foco de lo que realmente importa.

Es el momento de que los líderes de las organizaciones cambien esto y recompensen a las personas por hacer menos o que identifiquen lo que es necesario y tiene valor hacer. Necesitamos eliminar todo el ruido que se crea por hacer más y empezar a enfocarnos en lo que genuinamente agrega valor.

La simplificación permite a las personas dedicar su tiempo en trabajo que genera valor; trabajar en lo que importa. En esencia, la simplificación elimina la complejidad que nos frena y nos roba el tiempo de hacer algo innovador y valioso.

Una organización que simplifica puede cambiar su curso y dirigir sus recursos a los resultados. Libera el tiempo de la gente ya no para asistir a reuniones y hacer presentaciones (asuntos que están enfocados a lo interno) sino para que construyan alianzas innovadoras, piensen en iniciativas para nuevos modelos de negocio o productos que los consumidores desean (asuntos enfocados hacia el exterior). La complejidad aísla y se ancla en atender el presente. La simplicidad, de otro lado, permite mirar alrededor y hacia lo que viene: es el camino para abordar el futuro.

Algunas personas podrían confundir “simpleza” con “falta de cuidado” o “informalidad” en el trabajo, ¿por qué esto no sería del todo preciso?

Esta es una mal-interpretación propia de las personas que consideran aún que “más es mejor” y “más valioso”. El deseo por simplificar algo proviene, generalmente, de querer llevar a cabo algo, resolver un problema mejor o invertir el tiempo en actividades más valiosas. No es porque alguien quiera evitar el trabajo. La simplicidad implica reducir las cosas a su esencia y hacer solo aquellas que valen, eso no es lo mismo que evitar hacer algo porque seamos perezosos o descuidados.

La complejidad hoy en día está acabando con la habilidad de innovar de las compañías, de adaptarse, de manera que la simplicidad se convierte en una ventaja competitiva en nuestra época. Si aprendemos a eliminar redundancias, comunicar con claridad y hacer de la simplicidad un hábito, las personas y las empresas pueden identificar las actividades que consumen el tiempo sin generar valor duradero. Eliminar actividades de baja productividad, las personas se sienten menos sobrecargadas, más empoderadas, y capaces de invertir sus jornadas en cosas que realmente importan.

¿Saturado de trabajo? Encuentre el valor de lo simple

La simplificación permite a las personas dedicar su tiempo en trabajo que genera valor; trabajar en lo que importa. En esencia, la simplificación elimina la complejidad que nos frena y nos roba el tiempo de hacer algo innovador y valioso.

Una organización que simplifica puede cambiar su curso y dirigir sus recursos a los resultados. Libera el tiempo de la gente ya no para asistir a reuniones y hacer presentaciones (asuntos que están enfocados a lo interno) sino para que construyan alianzas innovadoras, piensen en iniciativas para nuevos modelos de negocio o productos que los consumidores desean (asuntos enfocados hacia el exterior). La complejidad aísla y se ancla en atender el presente. La simplicidad, de otro lado, permite mirar alrededor y hacia lo que viene: es el camino para abordar el futuro.

Eficacia individual : Parte IV: Deje su adición a la complejidad y valore lo simple para ganar eficiencia

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